miércoles, 31 de marzo de 2010

La memoria implica la asociación de hechos importantes en nuestras vidas. Hechos del pasado que guardan relación con nuestro presente y nos ayudan a construir el futuro. De esta forma el proyecto para el Lugar de la Memoria realizado por el grupo SUPERCOMBO en la bajada hacia la Costa Verde de la Av. Del Ejército a la altura del cuartel San Martín, se constituye como un proyecto de RECONCILIACIÓN en el límite entre dos distritos, para una zona degradada pero con mucho potencial. La propuesta termina convirtiéndose en un aporte a escala urbana, que potencia (como una PRÓTESIS ROBÓTICA) las dinámicas de aquellos agujeros negros del desarrollo urbano irreflexivo característico de nuestras municipalidades (enormes muros ciegos, zonas inseguras, basurales, bloqueo de la continuidad del malecón, etc), recuperándolos a través de espacios públicos y usos mixtos interconectados con un museo de gran atractivo y poder de atracción para alojar una muestra que conmemorará la trágica experiencia del conflicto interno vivido por el Perú entre los años 1980 y 2000.

Este proyecto de naturaleza altamente EXPERIMENTAL, por escaso margen de tiempo, no llegó a ser presentado a concurso (llegamos 10 minutos tarde y ya habían cerrado la puerta, para variar), pero pensamos que vale la pena compartirlo de todas formas con los demás por el gran trabajo realizado durante el proceso y por la necesidad de retroalimentarnos con los aportes y opiniones del público.

Martha Montalvo/Juan Manuel Del Castillo/Eduardo Rodrigo/Patricia Moya/Paola Peláez/Miguel Gutiérrez/Cynthia Aguirre

MEMORIA ARQUITECTÓNICA


El proyecto se emplaza respondiendo a las problemáticas de un lote de muy difícil y arriesgado ingreso, debido a la falta de accesos para el peatón y a la dificultad que genera la convergencia de flujos vehiculares en la bajada del cuartel San Martín. Por otro lado, nos encontramos ante una situación en la que usos de menor importancia (estacionamientos, depósitos, oficinas municipales, etc), que bien podrían estar en el sótano de cualquier municipalidad, se vuelven un obstáculo visual entre San Isidro y el litoral marítimo, impidiendo la continuidad de los malecones de la Costa Verde, tanto en el lado de Miraflores como en el del mencionado San Isidro.
Asimismo, la propuesta se anticipa a la privatización del cuartel, el cual podría albergar un nuevo centro empresarial- hotelero, lo que conllevaría una densificación del flujo en la zona, generando la necesidad de crear nuevos espacios públicos que satisfagan a los nuevos transeúntes.




Teniendo en cuenta estas observaciones y la frase TODA DESVENTAJA ES UNA VENTAJA como punto de partida, el museo surge con la intención de no solo responder al programa interior sino que se plantea el lugar de la memoria como una prótesis robótica, capaz de integrar esta parte de la ciudad, respondiendo a y potenciando las dinámicas del sitio. De esta forma, se concibe la idea del EDIFICIO-PUENTE, que además de dotar de un nuevo espacio de recreación a la ciudad, logra finalmente articular los malecones y soluciona el principal problema que imponía el terreno: el acceso al edificio, que se desarrolla bajo este puente.



El programa se apila verticalmente permitiendo asentar el edificio en una porción del terreno, alejándose del acantilado y volando en dirección hacia el mar. De esta manera, el volumen queda aislado apareciendo como un elemento ajeno/sobresaliente que utiliza como telón de fondo la Costa Verde resaltando la contradicción entre lo natural-artificial.
El edificio se presenta como el núcleo estructural de la propuesta, sobre el cual se apoyan los puentes mientras que las salas del museo se ubican bajo el tramo que conecta la plaza de ingreso con el núcleo ya mencionado, el malecón proveniente de Miraflores y el espacio público junto al mercado que contiene bajo él los estacionamientos.
El volado contiene los usos públicos, hall, auditorio, cafetería, biblioteca los que aparecen suspendidos.



El desarrollo espacial de las salas hace énfasis en lo sensitivo, recreando situaciones que generan posibles estados anímicos de los sobrevivientes de aquella época en los espectadores. El vértigo recreado en las salas mediante dobles y triples alturas, sustituye al miedo de los testigos del terror, vinculándolo al sentido de ausencia y generando una reflexión no sólo a través del espacio sino por los colores utilizados, como el negro en la sala de las ejecuciones extrajudiciales
Hacia la fachada principal, el volumen se alza y flota para expresar un sentido de ligereza e imponerse sobre la visual. La solución estructural en acero permite el desarrollo de plantas libres, con lo que la disposición de los espacios en la edificación se vuelve menos complicada. El hecho de que la mayor parte del edificio se haya realizado en acero permite que pasado su tiempo de vida útil la construcción pueda ser desarmada y reciclada casi por entero.
Los espacios se desarrollan de modo tal que todos se privilegian con la visual hacia el mar.